Roberto Bravo presenta concierto en honor a los 275 Años de Melipilla
Una tremenda sorpresa tuvieron los alumnos de los colegios y liceos de la Corporación Municipal lo de Educación de Melipilla, quienes ayer tuvieron la oportunidad de ver y escuchar la presentación del destacado pianista chileno Roberto Bravo, quien vino a Melipilla en el marco de la celebración de sus 275 años de su fundación.
El concierto, organizado por el Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo (PACE-UTEM) del Ministerio de Educación, la Dirección de Desarrollo Cultural de la Vicerrectoría de Transferencia Tecnológica y Extensión de la UTEM, la Ilustre Municipalidad de Melipilla, la Corporación Cultural de Melipilla y la Corporación Municipal de Educación de Melipilla, se realizó ante un Centro Cultural Teatro Serrano repleto de estudiantes de todas las edades, quienes emocionados escucharon atentamente las melodías y acordes del reconocido músico.
“Les mando un mensaje cariñoso para toda la gente de acá y espero en un futuro no muy lejano regresar a Melipilla. Contento de estar de vuelta en este teatro muy bonito, siempre es un desafío interesar a los jóvenes en el tipo de música que hacemos, tanto popular como clásica. Hablamos la necesidad de la disciplina, la vocación, sobre todo si la vida te dio un talento, la responsabilidad que tiene uno para desarrollarlo, y eso se hace con trabajo, trabajo, trabajo, practicar mucho y buscar buenos maestros. Esto es una cosa que da para todos, tenemos que pensar siempre cómo hacemos que el día de mañana sea mejor que el de hoy”, señaló el maestro, Roberto Bravo.
Al término del concierto, el músico encabezó un conversatorio para conocer las inquietudes de los alumnos e instarlos a seguir sus sueños, también efectuó una clase magistral al pianista melipillano autodidacta, Pablo León.
Roberto Bravo es reconocido en la escena internacional como uno de los talentos musicales más importantes, comenzó su formación musical en el Conservatorio Nacional de Santiago con Rudolf Lehmann y continuó sus estudios en Nueva York con el connotado pianista chileno, Claudio Arrau. Luego continuó su perfeccionamiento en los conservatorios de Varsovia, en Tchaikovsky de Moscú y en Londres con Maria Curcio.